29-03-2024
ADÁN, EVA Y ¿UNA MANZANA?
Desde pequeña creí, en un Dios justo y divino,
Mandaba los malos al infierno, a los buenos al paraíso.
Y seguí los mandamientos, que nuestro Señor había escrito.
Hasta que perdí creencias huyendo de aquel camino,
Viendo sufrir a mi hermano un castigo inmerecido.
Ahora dicen que me aferre a una fe que no concibo,
Me aseguran firmemente que el Señor está conmigo,
Un Señor que me hace reo sin ser yo autor, ni testigo.
Pagar, hemos los humanos por un daño que no hicimos.
Por causa que Adán y Eva, comieron el fruto ilícito.
Dios creó hombre y mujer para que tuvieran hijos,
Les dijo: “ahí os apañáis, sin tocar fruto prohibido”.
Eva y Adán lo intentaron, primero por el ombligo,
Después fue por el sobaco y al ver que no hallaban tino,
No tuvieron más remedio que intentarlo por la raja de... la falda.
No se había inventado Zara, ni un mercadillo en domingo,
Cuando se vieron desnudos, pecar ya estaba previsto.
Dijeron que una manzana comió Adán el muy machito,
Tentado por la culebra, ¡ay señor! ¡Qué desatino!
No me creo esta patraña, pues yo estoy segura amigo,
Que la fruta que comieron, no era manzana: era un higo,
Pues de higuera fue la hoja con que Eva se hizo un vestido.
Adán dicen que comió, a Eva le gustó, yo estimo.
Los dos mordieron la fruta, ambos, en momento y sitio,
Y el resultado del hecho: Eva preñó de un chiquillo.
Cuando se enteró el Señor, en el cielo puso el grito,
Los dos fueron sancionados por tal hecho tan mezquino.
El Señor los castigó, echándoles del Paraíso,
Obligando a la mujer a parir con dolores y chillidos,
A Adán lo nombraba padre, sin dolor, en el bar con los amigos.
Fueron culpables los dos, por mancillar el olimpo,
¿Por qué Señor que eres justo, fue tan distinto el castigo?
Varios hijos que tuvieron, fueron hermanos, no primos,
Que se acostaban tranquilos sin pensar en formalismos.
Pues de haber vivido eunucos, la humanidad no existiríamos.
Y otra pregunta que me hago y en estas trovas transmito:
Si hace siglos que ocurrió, aquel follaje maldito,
¿Hasta cuándo buen Señor, hasta cuando ese castigo?
¡Por qué si es añejo el hecho, de lo que hizo ese ladino!
Tantos siglos ya pagados, debería estar redimido.
Y otra cosa mi Señor que me tiene loco y frito,
Si hemos de pagar por ello, ¿por qué no lo es al unísono?
Todos somos descendientes de aquel Adán tan cochino.
¿Por qué el castigo Señor, a unos pobres y a otros ricos?
Unos viviendo felices, otros hocicando cual gorrinos,
Unos sanos, sin dolencias, colmados de farra y vicios.
Otros sufriendo dolores, peor que animales y bichos,
Yo te ruego buen Señor que se acabe el maleficio.
El que sea delincuente, obtenga justo el castigo.
Los que obramos sin malicia, viviendo con sacrificios,
Danos una muerte digna, y a los malvados cilicios.
Sin pecar de irreverente, Señor, humilde te pido,
¡Quién soy yo para juzgar la decisión del Altísimo!
La obra que a rajatabla se cumplió, por los siglos de los siglos.
Apelo a tu amor de Padre. A tu justicia invoco y suplico,
Volvería a creer en ti y en tu proceder justo y divino.
